Pecios de España: Bucear en el «Boreas»
A los amantes del submarinismo en general, y de los pecios en particular, nos deslumbran rápidamente las historias de los grandes barcos hundidos, sus leyendas, sus tragedias, los hechos que rodearon su hundimiento. Nos sabemos de carrerilla por habernos leido cien veces el hundimiento del Thistlegorm, el drama del Carnatic o la tragedia del hundimiento del Salem Express.
Sin embargo, y muchas veces pecando de incosnciencia, menospreciamos las inmersiones en pecios en nuestras aguas, pensando que no son ni tan espectaculares ni tan famosas, ni las historias alrededor de nuestros barcos tan merecedoras de conocerse. Es mucho mas fácil encontrar información sobre el Dunraven, o el Oriskanny, que sobre el «vaporet» de Dénia. Y muchas veces nos equivocamos. Desde luego, en el caso que nos ocupa hoy, el «Boreas», así es.
El «Boreas» siempre ha sido una inmersión estrella de la costa catalana, pero la historia que tiene detrás es apasionante, comenzando en la segunda guerra mundial….
La historia del «Boreas»
El Boreas inicia su historia en 1939 en los astilleros de Könnisberg, Alemania, donde es botado un remolcador de altura perteneciente a la clase «Passat», de 40 metros de eslota y 8 de manda, y algo mas de 400 toneladas de desplazamiento, para la Kriegsmarine del almirante Raeder, la marina de guerra alemana, bajo el nombre de «Pellworm», aunque no será entregado para el servicio activo hasta abril de 1940, a tiempo para participar en su primera misión, la operación «Leon Marino».

Esta operación, que no era otra que la invasión terrestre de Inglaterra mediante un desembarco por mar, concentro en la zona de Normandía y Calais durante meses a cientos de embarcaciones de transportes y auxiliares listas para transportar a la formidable infantería alemana a las costas británicas. Sin embargo, el fracaso de la Luftwaffe de Goering en la batalla de Inglaterra, condenó a la Operación «León Marino» a ser anulada, ya que era suicida intentar siquiera el desembarco sin la superioridad aérea, en aquellos momentos, y ya para el resto de la guerra, en manos de la R.A.F. británica.
Al ser anulada la operación «Leon Marino», las tropas de tierra son enviadas a Rusia para la Operación Barbaroja, el inicio de la invasión de a URSS, mientras que las unidades marinas concentradas fueron disgregadas. Al Pellworm le correspondió dar apoyo al acorazado alemán Tripizt, refugiado de los bombarderos de largo alcance de la RAF en el fiordo noruego de Trömso.
En 1942 es hundido mientras estaba atracado en Helsinki, posiblemente a acausa de saboteadores fineses, aunque es reflotado y reaparado, y vuelto a poner en servicio, hasta que en abril de 1945, es capturado por los aliados, que lo dedican a la labor de dragaminas en el Báltico, infestado de artefactos explosivos tras 6 largos años de guerra. En este servicio, y bajo el nombre LSUB USN-102 transcurren 5 años bajo la bandera americana hasta que en 1956, es cedido nuevamente de vuelta a la «bundesmarine» alemana, recuperando su nombre original, «Pellworm», y sirviendo en tareas auxiliares y de formación antisubmarina 22 años, hasta que es dado de baja por la marina de guerra alemana en 1978.
En 1980 es comprado por un armador particular, y es abanderado en panama bajo el que sería su definitivo nombre, «Boreas».
El apresamiento y hundimiento del «Boreas»
El 1 de octubre de 1985, el patrullero «Águila», del servicio de aduanas, avista al Boreas a 10 millas naúticas del cabo Begur. El capitán decide inspeccionarlo y una dotación de reconocimiento se introduce en el buque, tras abarloarse el patrullero. Unos ruidos sospechosos en una cámara de popa alertan al equipo de reconocimiento, y tras forzar la puerta, ante la negativa de la tripulación a abrirla, se encuentran a 3 tripulantes arrojando al mar, por un agujero prácticado al efecto, fardos lastrados con barras de hierro. Tras reducirles por la fuerza, se comprobó que el contenido de los fardos era hachís, del que se apresaron unos 650 kg, aunque se cree que el cargamento completo pudo rondar los 5.000 kg. En el registro del buque se hallo una escopeta de repetición y materíal de navegación ultramoderno que nada casaba con la veterana nave, comprobándose a través de las cartas de navegación que el buque provenía de Alejandría y su destino final era la costa brava.

El Boreas pasó así dos años amarrado al muelle de Palamós, puesto a disposición judicial, y ocasionando grandes costes a las arcas públicas, pues había de ser achicado de agua constantemente y precisaba de mantenimiento continuo. Ante esto, dos clubes de buceo de la zona propusieron y lograron los permisos para adquirir el barco y llevar a cabo un hundimiento controlado del mismo con la finalidad de construir un arrecife artificial y atraer tanto a fauna local como a buceadores de toda la zona.
Así, en Enero de 1989, tras largos trámites y tras una minuciosa descontaminación, el Boreas/Pellworm era hundido cerca de la Llosa de Palamós, iniciando su último viaje , para disfrute de todos los buceadores , que podemos admirar a este veterano de la segunda guerra mundial, rindiendo un callado homenaje a su historia, que sus últimos dueños, traficantes de droga, se negaron a darle.
Bucear en Palamós: la inmersión en el «boreas»
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La inmersión en el Boreas no precisa mayor dificultad que su profundidad, alrededor de los 30 metros, ya que ha sido desprovisto antes de su hundimiento de elementos que pudieran ser contaminantes o peligrosos para el buceador tales como puertas, sogas o cables. Se encuentra hundido a menos de una milla de la entrada del puerto y aproado al mismo, como en un intento de llegar a su último refugio. Se recomienda por tanto por su profundidad que la titulación sea la de avanzado o dos estrellas.

El buque descansa en un fondo arenoso en posición de navegación con una ligera escora a babor en la llosa de Palamós. Se desciende por un cabo desde una boya de señalización hasta la zona del puente, situada a 16 metros de cota, iniciando el recorrido del barco en ese punto. Los días de buena visibilidad es posible ver el barco entero, y el punto mas profundo de la inmersión es 32 metros, correspondiendo a la hélice del buque. El barco es hogar de nudibránquios, y sus bodegas y sala de máquinas suelen esconder congrios de gran tamaño, así como langostas.
Tras inspeccionar el interior, seguiremos ascendiendo observando el puente , la cubierta y la fauna local, compuesta principalmente por pequeños bancos de sargos y mojarras típicos del mediterraneo, donde nos demoraremos hasta que el ordenandor nos marque el tiempo de ascender nuevamente por el cabo y realizar la parada de seguridad.

Precución con el tiempo de fondo ya que la profundidad de la hélice y las bodegas hace que sea relatívamente fácil entrar en deco al dejarnos llevar por la curiosidad del barco y no prestar atención a nuestro computador, pudiendo complicar la inmersión y la gestión del aire si no ha sido previamente planificada.
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Os dejo con el vídeo de este veterano. ¡Que lo disfrutéis!
Muy bueno el detalle de la inmersión.
Un Saludo,
¡
Gracias amigo!